11 feb 2016

Cuestiones de amor: Simpatía.


Hombres y mujeres, somos criados de una forma algo distinta sobre nuestros conceptos de amor, pareja, matrimonio, familia. Pero, lo cierto es que, sin importar la sociedad o la época: todos y todas buscamos lo mismo; algo así, como el: “para toda la vida”.

No hay dos personas iguales; súmele incontables “amores” y “desamores”, y tendrá una enciclopedia de teorías y vivencias distorsionadas sobre lo que es el amor y cómo hacer funcionar una relación, más allá de la atracción física. (En este punto, alguien siempre se identifica con los consejos de sus vivencias… y yo, les recuerdo, como cada año, que esto busca ser teoría (objetiva), que sirva para comprender un poco más sobre nuestra relación de pareja (hombre-mujer: iguales, y diametralmente opuestos)).

Tanto hombres como mujeres nos enamoramos de una presencia física (alta, rubia, de buen cuerpo y piernas largas… o, algo así). Sin embargo, solo somos capaces de llegar a amar con el tiempo y la dedicación que somos capaces de dar a esa otra persona que puede ser muy distinta a nuestro parámetro inicial. Casarse?, hasta los perros lo hacen hoy en día; sin embargo, unirse voluntariamente (ante los ojos de Dios o de su conciencia) a una sola mujer, en este tiempo, parecería más un calvario que la manifestación libre de una voluntad dispuesta a compartir este camino.

Ello, ha llevado a muchas personas (hombres y mujeres) en una búsqueda por un espiral de “belleza” (física), dejando a un lado el hecho, de que lo que nos hace únicos es nuestra forma de pensar/actuar. Pero, esta parte la dejo a un lado, junto con las mariposas en el estómago (nervios), el “sí quiero” y el “En qué lío me he metido”. Digamos qué, llega un momento en la vida en que su mujer pasa de ser un ser mítico, a una persona de carne y huesos… que ronca, patea y babea como un bulldog. Sin embargo, un matrimonio (como institución) es la prueba tangible de que el amor es solo eso: simpatía.

Una simple palabra, con un complejo significado. Algunos dirán que el amor es apego, cariño, entrega, devoción, alegría o una firme voluntad. Sin embargo, lo cierto es, que en algún punto de tu vida conoces a esa mujer que, literalmente, borra todo lo demás (incluyendo, cualquier consejo). Y sobre ello, solo habría que decir que, muchas personas no entienden que en el amor no hay un sentido de posesión; sino, un sentido de pertenencia (a la pareja, a la familia y la sociedad); también, se pasa por alto el hecho de que, en el amor: no hay dudas; ni recelos. Y es que, no hay dudas, en el sentido de que algo puede durar un instante o 90 años. Me refiero a que, llega un punto en el que, antes de rezar por ti: le pides a Dios que le de salud y alegría a ella; y, sin importar el cansancio o los problemas: dejas todo a un lado, para compartir ese momento especial juntos.

Los hombres estamos hechos para ser DUROS; sin embargo, todos sabemos que en una casa LA MUJER manda. Bueno, no es la regla; pero, el punto es que como hombre siempre tratas de darle valor a su opinión; salvo, que ella no tenga la razón… entonces deberás disculparte y buscarle la vuelta para que ella te perdone, aunque ella se halla equivocado y tu tengas la razón. ¿Por qué? porque así es el amor: una compleja maraña de sentimientos, reducidos a un solo concepto: simpatía. El hecho de que me preocupo más por cuidarte a ti, que de mí mismo. 

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