8 mar 2015

El Super lagarto.


Bueno, no escribiré sobre ciencia, botánica o zoología: me limitaré a narrar una breve historia real sobre la amistad entre un lagarto y un televisor. Recuerdo, que todo comenzó hace unos años, un fin de semana cualquiera, cuando sentado en una mecedora noté que había un lagarto que se encontraba en el borde de la ventana, y ni atención le puse. Estaba mirando un programa de mecánica y recuerdo que mi hermana mayor estaba acostada en el sillón y me dijo que buscara otra cosa menos “aburrida” (cuando se le daña su vehículo: ahí, si la mecánica no es aburrida: es milagrosa). En fin, cambié el canal a Natgeo o Animal Planet y solo recuerdo que escuché un griterío: era mi hermana, a quien el lagarto le había “saltado” encima.

Recuerdo que cuando encontré al pobre animalito, tenía la respiración acelerada y volvió a subir por el espaldar del mueble a la ventana. Sobra decir que, desde esa fecha, mi hermana miraba dos veces antes de acostarse en el lugar, y cuando alguien decía la palabra “lagarto”: saltaba del sofá. La cuestión es que nadie comprendía por qué el animalito saltaba algunas veces desde la ventana. Hasta que, un día estaba viendo un especial sobre la selva amazónica, no había nadie sentado en el sillón y pude apreciar lo siguiente:

El “Super lagarto” saltó de la ventana y cayó en el sofá-cama; en pocos segundos, recorrió todo el espaldar hasta llegar a la mesita (al lado de la tv); subió por el tarro, hasta unas ramas; y, estando a nivel de la televisión: saltó hacia la pantalla: como un super héroe… de ahí su nombre. Sobra decir que intentó hacer la maniobra (infructuosamente) unas 3 veces. Ahí estaba la respuesta: el interesado animal quería ir al bosque: vía la TV… algo, un poco difícil; pero, gracioso.

Este intrépido animal ha durado horas viendo tv (quizás, calculando; o, esperando el momento oportuno para "cruzar"); y, digo, ha durado, porque el fin de semana pasado noté que se asomaba por su territorio. Al menos, dejó de saltar a la TV… pero, ambos, crearon ese vínculo (lo encontré durmiendo en un florero de ramas secas una vez). A veces, cuando lo veo, le pongo Animal Planet (tiene más verdes que Natgeo) para que se deleite con los colores. Al fin y al cabo, quién soy yo para contradecir su sueño de atravesar la pantalla hasta ese nuevo hogar.  Y nada, solo espero que no sea una conducta generalizada...