11 nov 2010

El Tren de la Vida.


A veces, me pongo a pensar sobre la vida, vista como un tren que a veces, hace una parada; pero, que nunca se detiene. Es fácil imaginar tu vagón, lleno de personas que el destino pone ante ti, o quizás, ante ustedes. Algunos hacen el viaje, caminando sin cesar de un vagón a otro, otros, se la pasan compartiendo con todos; mientras algunos, solo disfrutan en su asiento de la majestuosidad del paisaje que los deslumbra por el cristal. Pero, en todo viaje llega un momento en que debes dejar a un lado a las personas y al paisaje. Debes detenerte, tomar un descanso y darte un tiempo para ti mismo.

A lo largo del camino, has compartido con estas personas que viajan en el mismo tren. Has conocido toda una variedad exótica de pensamientos, sentimientos e ideas que de seguro marcarán tu rumbo. Y lo cierto es, que todo se reduce a un momento, y a las decisiones y consecuencias que tomaste. Cada vagón es distinto y muy particular en cuanto a la compañía y las experiencias. Puedes ver como algunos miran hacia atrás el camino recorrido, dejando a un lado lo que les trae el futuro. Notas como otros ven perplejos el mundo que les rodea, pero solo hacen eso: observar… ¿y tú? Tu que has transitado en este tren cientos de veces, tu que has sabido ver hacia atrás y hacia delante, que conoces ese paisaje exterior como la palma de tu mano.

En el preciso momento en que sabes quien es y dónde esta sentado cada pasajero, el momento en que frente a tus ojos puedes ver todas las historias vividas por cada uno de aquellos seres que te acompañan. En aquel momento, en que le has dado a ese tren lo suficiente de ti… te darás cuenta de que ya no hay lugar para ti en esos vagones. Comprenderás que cada viaje, será distinto. Nunca habrá dos soluciones iguales, pero podrás meditar a lo largo del camino. Una vez echada a andar la suerte por aquellos rieles, aún cuando el viaje esté frente a la inclemencia del destino, deberás recordar quién dirige a esa máquina. La vida no es solo un camino lleno de rieles. Va más allá de un principio y un fin. Con el paso del tiempo, quizás quieras dejar el tren para explorar por ti mismo el mundo fuera de las vías. Este momento, quizás será el más importante de tu vida. Te habrás dado cuenta de que hay otros trenes, que llevan por otros caminos, llenos de historias que aprender y personas con las cuales compartir. Comprenderás que “el tren de la vida” no es un lugar, sino parte de la vida. La vida en sí, no se trata de un lugar, sino del camino que recorremos para llegar a donde se supone que debemos hacerlo. A lo largo del viaje, siempre aprenderás cosas nuevas y sonreirás por lo que has vivido. Al final de este viaje, le darás gracias a Dios… y seguirás tu camino.

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